Si te has preguntado cómo hablar con un terapeuta por primera vez, no estás solo. A muchas personas les cuesta dar el primer paso de ponerse en contacto con un terapeuta por primera vez debido al miedo o la ansiedad. Esto es comprensible, ya que enfrentarse a tus miedos y empezar algo nuevo y desconocido puede resultar abrumador.

Cuando por fin has tomado la decisión de buscar ayuda para tus preguntas y preocupaciones sobre salud mental, y buscas un terapeuta cualificado, el paso inicial es ponerte en contacto con ellos.

Entendemos que llegar a este punto de pedir ayuda puede parecer realmente desalentador, y tratar de pensar en lo que le dirías a un nuevo terapeuta puede ser intimidante y confuso. Tenemos algunas ideas y consejos que pueden ayudarte a iniciar el proceso.

Cómo hablar con un terapeuta por primera vez online

Por suerte, en el mundo actual, contactar con un terapeuta es más fácil que nunca. Con la llegada del asesoramiento y la terapia online, ponerse en contacto con un terapeuta por primera vez es sencillo desde cualquier parte del mundo, siempre que tengas conexión a Internet. En Mejor sin Ansiedad trabajamos con nuestros pacientes solo online.

Hoy en día, muchos terapeutas prefieren que se les contacte primero por Internet y no por teléfono.  Muchas personas encuentran que ésta es una forma más eficaz de comunicar sus pensamientos que por teléfono. El terapeuta también necesita esta información para determinar cómo y si puede ayudarte.

Iniciar la conversación con tu terapeuta

Antes de empezar reserva un tiempo para ti antes de la sesión

Es una buena idea programar un tiempo para ti mismo antes del comienzo de la sesión, especialmente si estás nervioso por la cita. Apaga el teléfono móvil y deja a un lado el trabajo para permitirte simplemente sentarte con tus sentimientos.

Prepararte para abrirte emocionalmente puede provocar estrés, haciendo que tu corazón lata más rápido. Esto obliga a tu cuerpo a liberar una hormona llamada cortisol, que puede provocar una respuesta de huida. Es perfectamente natural, pero puede ser contraproducente, así que invierte tiempo en centrarte en ti mismo, respirar y mantenerte hidratado.
Si ya estás nervioso por la cita, no necesitas el estrés añadido de “llegar” tarde a tu cita online.

¿Cómo hablo con mi terapeuta?

Al principio de la terapia puede que no sepas cómo iniciar una conversación con tu terapeuta. Iniciar la conversación es difícil, pero es importante para el proceso de creación de un vínculo con tu terapeuta. Para iniciar una conversación, puedes hablar de tus actividades diarias o de un día concreto que hayas tenido. Comparte algo sobre tu vida para establecer una conexión. Puedes compartir cualquier cosa que te preocupe en ese momento, aunque no tenga relación o parezca insignificante. La comunicación con tu terapeuta se hace más fácil con el tiempo, una vez que lo conoces mejor y se establece la conexión, así que no te preocupes.

Lo más probable es que tu terapeuta te haga varias preguntas para empezar a hablar. No obstante, habrá momentos durante el inicio de la terapia en los que tendrás que iniciar la conversación.

Habla de un día de tu vida

¿Qué haces cuando te levantas por la mañana? ¿En qué piensas? ¿Cómo te hace sentir el ir al trabajo? ¿Y antes de irte a dormir? ¿Cuáles son tus rutinas?

Plantearte estas preguntas debería servir para tomar impulso. También puede poner de manifiesto problemas de salud mental o, simplemente, preocupaciones que podrían haber quedado en segundo plano. Hablar de los hábitos diarios dará a tu terapeuta una idea de cómo estás cuidando tu salud mental. Entonces podrá sugerirte adiciones, modificaciones o alternativas.

Completa estas frases

“Hoy me siento…”
“Realmente necesito hablar de…”
“Algo que no mucha gente sabe de mí es…”

Aunque no apunten a tu problema más urgente, estas indicaciones son siempre una forma estupenda de establecer un vínculo con tu terapeuta y expresar tus sentimientos. Cuanto mejor sea el vínculo terapéutico, más progresos podréis hacer.

Di lo primero que tienes en mente

La terapia es uno de esos maravillosos y raros lugares en los que puedes dejarte llevar por completo e ignorar las normas sociales normales. Si te cuesta pensar activamente en algo que decir, anota el primer pensamiento que tengas. No es necesario que sea bonito, gramaticalmente correcto o estructurado. Incluso si el pensamiento es sobre cómo no se te ocurre nada que decir o te sientes atascado, no pasa nada.

A diferencia de un entorno social estándar, no habrá consecuencias negativas por ello. Los terapeutas no te juzgarán. Si se inicia el diálogo, vale la pena ponerlo por escrito y documentarlo.

Puedes utilizar estos consejos cada vez que tengas problemas para iniciar una charla con tu terapeuta, no sólo durante la primera conversación.

Si tu terapeuta te molesta

Si tu terapeuta dice algo que te duele o te ofende, no dudes en compartir estos sentimientos con él o ella. Ser abierto y honesto acabará por mejorar la terapia. La conversación “estoy enfadado contigo” es incómoda, pero merece la pena tenerla.

Es normal que a veces te sientas herido durante la terapia. Esto puede significar que estás removiendo los asuntos dolorosos y difíciles que te impiden vivir tu mejor vida. Se supone que los terapeutas deben desafiarte de vez en cuando y empujarte a convertirte en una mejor versión de ti mismo.

Pedir cambios

A veces las estrategias que intenta tu terapeuta no funcionarán tan bien como os gustaría a ambos. Si de vez en cuando no te sientes satisfecho con la terapia, no pasa nada. Comunica estas preocupaciones a tu terapeuta. Él o ella ajustará el tratamiento para satisfacer tus necesidades.

Ten expectativas realistas

La terapia es estupenda y puede ser muy beneficiosa, pero no es una cura mágica. Si entras en tu primera sesión de terapia y esperas salir completamente curado, te decepcionarás. Asegúrate de que tus objetivos son manejables y de que entiendes que la terapia es un proceso que requiere mucho trabajo.

Puede que tardes unas semanas o incluso unos años en alcanzar tu objetivo, y puede que el primer terapeuta con el que te reúnas no sea con el que termines tu viaje.

Los terapeutas son humanos, por lo que esperar que tengan todas las respuestas a tus preguntas es una buena forma de prepararte para la decepción. La terapia requerirá un trabajo tanto tuyo como de tu terapeuta, y no será tan sencillo y condensado como las sesiones de terapia que ves en los programas de televisión o en las películas.

Date crédito a ti mismo

No es fácil buscar ayuda para tu salud mental. Durante mucho tiempo, el estigma de las enfermedades mentales impidió que la gente buscara ayuda, pero hoy sabemos mucho más sobre cómo la salud mental afecta a otros aspectos de nuestra vida. Aun así, muchas personas no son capaces de dar el paso de acudir a un profesional, así que si has llegado hasta aquí, definitivamente merece la pena celebrarlo.

La salud mental es tan importante como la salud física, así que acudir a un terapeuta para mantener una buena salud mental no debería ser muy diferente de hacer ejercicio para mantener una buena salud física.

Comunicarse bien en terapia te ayudará en todos los aspectos de la vida

Permitirte sentir lo que sea que sientas y compartir tu experiencia con tu terapeuta puede ser muy fortalecedor para tu viaje.

A diferencia de un entorno social estándar, no habrá consecuencias negativas por ello. Los terapeutas no te juzgarán. Si se inicia el diálogo, vale la pena ponerlo por escrito y documentarlo.

Aprender a comunicar eficazmente tus pensamientos y sentimientos en la terapia se convertirá, en última instancia, en una habilidad que podrás utilizar en la vida cotidiana.

Piensa en la terapia como un campo de entrenamiento para las conversaciones incómodas o difíciles que inevitablemente tendrás que tener con amigos, familiares, parejas sentimentales y compañeros de trabajo. Si aprovechas al máximo tu entrenamiento, el trato real será mucho más fácil.