Estamos habituados a usar la palabra “depresión” con excesiva frecuencia. Cuando tenemos un mal día, nuestro estado de ánimo está un poco más bajo de lo habitual o incluso cuando estamos cansados, la expresión que acude a nuestra mente es “estoy deprimido”. Todo el mundo atraviesa períodos de tristeza, de soledad o de infelicidad. Los acontecimientos cotidianos y nuestras reacciones ante ellos, afectan a veces nuestra paz interior.

Cuando estos sentimientos duran semanas o incluso meses, impidiendo que volvamos a adoptar una visión sana de la realidad, es posible que nos hallemos ante una depresión.

La depresión es un serio trastorno emocional que implica cambios importantes en nuestra forma de sentir, de pensar y actuar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. También, como uno se valora a sí mismo (autoestima). Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza.

Entonces, ¿cómo se mantiene la depresión?

El proceso suele ser de la siguiente manera:

1º Pérdida de reforzadores. La persona sufre una pérdida que percibe como crítica.

Esta pérdida produce un gran impacto psicológico: dolor emocional. Este dolor se manifiesta en dos cambios importantes:

– pensamientos negativos (¿porqué a mí?, es por mi culpa; soy un desastre…)
– sensaciones emocionales y físicas desagradables (apatía, ganas de llorar, problemas en el sueño, etc..)

3º Como consecuencia de pensar así y de sentir esas sensaciones, el siguiente paso es que aparezca la inercia, y se empiece a dejar de hacer actividades. Esto es comprensible: si el estado de ánimo está bajo y los pensamientos se tornará oscuros, lo que menos nos apetece es hacer cosas. Se suelen abandonar primero aquellas actividades cuyo objetivo es pasarlo bien (salir con amigos, hacer deporte, etc..)

4º Privarnos de estas actividades placenteras que todos necesitamos para estar bien se puede conceptualizar como más pérdida, que se añade a la pérdida de reforzadores original. Lo que a su vez, va a provocar más dolor emocional (pensamientos – y sensaciones desagradables). Ambos provocan más inercia cerrando el circuito de la depresión.

5º Sí este circuito no se cierra en alguno de sus puntos (lo que sí sucede en la mayoría de los casos en que pasamos por una época de tristeza), el siguiente paso será no poder afrontar las actividades que podríamos considerar obligatorias: trabajo, tareas domésticas, etc…. Esto sería de nuevo más pérdida, fortificando aún más el circuito depresivo, y además crearía nuevos pensamientos de desvalorización, inutilidad y poca autoeficacia.

Recomendación indispensable ante el tratamiento de la depresión: Programación de actividades agradables y gratificantes

Como su propio nombre indica, esta actividad consiste en asignar o prescribir aquellas actividades que resultan más gratificantes a la persona en particular.

El objetivo es disminuir la incapacidad para sentir placer (o anhedonia) presente en los trastornos depresivos. No se trata de disfrutar al máximo, sino de aliviar o disminuir parcialmente el grado de tristeza, aumentando la probabilidad de experimentar la gratificación.

Existe una relación causal y directa entre el número de actividades agradables que realizamos y la calidad de nuestro estado de ánimo. Esta relación es tan evidente como para notar los efectos día a día.

Habitualmente, los días más felices de la semana, para la mayoría de las personas, son aquellos en que más actividades placenteras se realizan: los fines de semana. Normalmente, los sábados y los domingos se suelen dedicar a los deportes, a estar con los amigos, a leer, a ir al cine, a salir, a tener relaciones sexuales, y a un sinfín de actividades que provocan que el estado de ánimo sea alto. Este fenómeno es aún más visible durante las vacaciones.

La importancia de recibir satisfacción diariamente no sólo se ve a nivel individual, sino también en parejas y en familias. Es un hecho claramente demostrado que las parejas y familias más felices y unidas son aquellas que comparten más momentos agradables. Sin embargo, este esquema no es matemáticamente perfecto. Una persona puede estar teniendo un día muy agradablemente activo y sufrir un contratiempo, a pesar de haber realizado un buen número de actividades agradables, la aversión provocada por la multa podría “desplazar” el bienestar conseguido, bajando el estado de ánimo. Se podría decir que nuestro estado de ánimo es el resultado de una imaginaria balanza, donde se sopesa la cantidad y la calidad de eventos positivos y negativos. Si queremos subir el estado de ánimo, debemos, por tanto, incrementar la entrada de lo positivo.

El primer paso para aumentar y recuperar el número de actividades agradables que hacías antes de tu problema actual, es saber con exactitud de qué actividades estamos hablando. Para ello haz un listado con las actividades agradables o favoritas , intentando para ello recordar tus preferencias y deseos. Es necesario cambiar el foco de la ansiedad actual que te generan tus preocupaciones y listar las actividades usando la razón y los recuerdos.

Conclusión

Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de depresión pueden mejorar con un tratamiento adecuado. Es probable que hayamos buscado solución a este terrible malestar pero que todavía no tengamos idea de qué es lo que todavía lo hace tan resistente . No se trata de una solución mágica o definitiva, pero si incluimos el tratamiento para la depresión, la técnica ¨actividades agradables¨ como estrategia activadora, con mucha probabilidad obtendremos ganancias positivas. Si estás padeciendo depresión te recomendamos buscar ayuda cuanto antes.