La ansiedad es una emoción que está vinculada con cualquier situación vital. Cuando esta misma se desborda y llega a ser desproporcionada no sólo se manifiesta de forma física en nuestro organismo sino también a nivel emocional, provocando grandes desequilibrios. Es aquí cuando esta emoción que en principio no es mala sino displacentera deja de ser funcional para convertirse en un problema e incluso en patología cuando adquiere la dimensión de trastorno.

Pedimos ayuda para la ansiedad

Cuando padecemos de ansiedad, llegamos a vernos desesperados y acudimos bien a servicios de la sanidad pública o privadas como: médicos, psiquiatras. Entonces llegamos a sorprendernos como pacientes cuando estos facultativos nos derivan a psicología. 

En principio no lo entendemos dado que las manifestaciones o malestares detectados como pacientes son de índole físico (dolores en el pecho, dificultad para respirar, entumecimiento de manos, pies o cuerpo en general, etc), no llegando a comprender ni mucho menos saber que la ansiedad tiene un estrecho vínculo con nuestros pensamientos y la interpretación que hagamos de los fenómenos, estímulos y situaciones vitales a las que nos enfrentamos. 

En principio deseamos ponerle fin a la problemática/malestar de forma inmediata por medio de la farmacología. Si bien es cierto que esta medida de afrontamiento o búsqueda de solución ante el problema lo aplaca, pero sólo de forma momentánea, comportándose como un ¨parche¨. 

Imaginemos por un momento la siguiente analogía: si tenemos un tumor en el cerebro es probable que nos produzcan (entre otros síntomas) dolores de cabeza y que intentemos eliminarlos por medio de analgésicos, disminuyendo o desapareciendo de forma temporal la sintomatología física, pero nunca el tumor.

Es importante que sepamos y tengamos en cuenta que la ansiedad nunca es una causa sino una consecuencia, por tanto debemos entender y atender todo aquello que la produce.

El papel de la terapia para la ansiedad

Llegados a este punto y cuando nos vemos en la imperante necesidad de buscar ayuda para resolver este frecuente problema, lo primero que nos preguntamos es: ¿cuál es la mejor forma de resolverlo? 

La respuesta es: mediante terapia psicológica. Aunque es importante decir que según los casos, será conveniente compaginar farmacología con terapia psicológica, debemos tener presente que algunos fármacos producen o pueden producir efectos secundarios y dependencia en el paciente.

Terapia Cognitivo Conductual para la Ansiedad

Por otra parte, considerando la evidencia empírica de los últimos años, la terapia psicológica y concretamente la Terapia Cognitivo Conductual ha demostrado ser la alternativa más eficaz y económica para el tratamiento de la ansiedad. 

Cómo funciona la Terapia Cognitivo Conductual

La Terapia Cognitivo Conductual se basa en el concepto de que tus pensamientos, sentimientos, sensaciones físicas y acciones están interconectados, y que los pensamientos y sentimientos negativos pueden atraparte en un círculo vicioso.

La Terapia Cognitivo Conductual pretende ayudarte a afrontar los problemas abrumadores de una forma más positiva, descomponiéndose en partes más pequeñas.

Se te muestra cómo cambiar estos patrones negativos para mejorar tu forma de sentir.

A diferencia de otros tratamientos hablados, la Terapia Cognitivo Conductual se ocupa de tus problemas actuales, en lugar de centrarse en los problemas del pasado.

Busca formas prácticas de mejorar tu estado de ánimo a diario.

Además de reducir los síntomas de ansiedad y mantener estos cambios terapéuticos a largo plazo, el tratamiento psicológico proporciona otros beneficios en comparación con el tratamiento farmacológico, tales como:

  • una mayor adherencia al tratamiento
  • una disminución significativa del riesgo de recaídas
  • una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna “patología residual”)
  • evitando la cronificación del trastorno
  • disminuyendo, consiguientemente, el número de visitas al médico y los días de hospitalización. 

De hecho, las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, tanto internacionales como nacionales (como la del National Institute for Health and Clinical Excellence –NICE-), recomiendan la terapia cognitivo conductual como el tratamiento de primera elección para 

  • el trastorno depresivo leve y moderado
  • el trastorno de angustia
  • el trastorno obsesivo-compulsivo
  • el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.

Qué ocurre durante las sesiones de Terapia Cognitivo Conductual

Si se recomienda terapia cognitiva, normalmente tendrás una sesión con un terapeuta una vez a la semana o una vez cada dos semanas.  El tratamiento suele durar entre 5 y 20 sesiones, con una duración de 60 minutos cada una. Durante las sesiones, trabajarás con tu terapeuta para desglosar tus problemas en sus distintas partes, como tus pensamientos, sentimientos físicos y acciones.

Tú y tu terapeuta analizaréis estas áreas para averiguar si son poco realistas o inútiles, y para determinar el efecto que tienen en cada una de ellas y en ti. Tu terapeuta podrá entonces ayudarte a determinar cómo cambiar los pensamientos y comportamientos inútiles.

Después de averiguar lo que puedes cambiar, tu terapeuta te pedirá que practiques esos cambios en tu vida diaria y hablaréis de cómo te ha ido en la siguiente sesión.

El objetivo final de la terapia es enseñarte a aplicar en tu vida diaria las habilidades que has aprendido durante el tratamiento. Esto debería ayudarte a controlar tus problemas y a evitar que tengan un impacto negativo en tu vida, incluso después de que termine el tratamiento.

La Terapia Cognitivo Conductual en MEJOR SIN ANSIEDAD

Por esta razón en ¨Mejor sin Ansiedad¨ atendemos esta y otras problemáticas haciendo uso de esta corriente psicológica, todo ello sin olvidar la comprensión del problema desde una perspectiva individual, haciendo un buen análisis funcional del caso, estableciendo unos objetivos individuales por parte del paciente y otros consensuados y propuestos por parte del terapeuta. 

Lo importante en cualquier caso no sólo es reducir el malestar sino comprender todo lo que supone la etiología del problema, conocer los detonantes y mantenedores del mismo.