¿Cómo puede ayudar la terapia a tu fobia?

¿Cómo puede ayudar la terapia a tu fobia?

La fobia es un trastorno perteneciente al grupo de los trastornos de ansiedad. Se trata de un temor/miedo desproporcionado a objetos, animales, personas, situaciones, etc. que produce una conducta de escape y evitación ante lo temido. No es extraño escuchar a las personas que padecen este trastorno verbalizaciones del tipo: “No puedo con ello… me supera enfrentarme a esa situación… Me produce auténtico terror…”. Estas verbalizaciones van acompañadas de conductas explícitas en las que se producen y evidencian conductas de evitación o escape ante lo temido, por ejemplo, si una persona tiene fobia social, procurará no enfrentarse a situaciones de esta índole, no asistirá a fiestas o encuentros en los que se vea en la necesidad y/u obligación de interactuar con más de una o dos personas a la vez.

Como podemos darnos cuenta, algunas fobias serán mucho más limitantes y desadaptativas que otras. Por tanto, imaginemos por un momento a una persona que está estudiando para ser piloto y tenga o sienta auténtico terror a las alturas o a volar, a una enfermera con fobia a las jeringuillas o un veterinario con terror hacia los gatos o perros.

En estos casos nos encontramos con situaciones que interfieren de forma más invalidante y evidente, con ello no queremos decir que se deban atender sólo a aquellas situaciones de temor desproporcionado o fobia que estén relacionadas exclusivamente con nuestras labores, profesiones o trabajos.

Lejos de ello lo que sí debemos entender, es que todo aquello que nos genere malestar físico y mental debe ser tratado, es cierto que algunas personas que padecen de fobias intentan buscar la manera de resolver las situaciones de forma menos eficiente, por ejemplo, las personas que tienen fobias a los espacios cerrados como los ascensores, buscarán la manera de subir por las escaleras, aquellas que temen a los túneles darán vueltas astronómicas para llegar a su destino con tal de no atravesar el túnel.

Lo que está claro es que todos estos atajos o conductas evitativas lejos de proporcionarnos una ayuda lo que consiguen es reforzar nuestra fobia.

Diferencias entre el miedo y la fobia

Es importante establecer diferencias entre el miedo y la fobia.

El miedo (aunque se encuentre en el grupo de las emociones displacenteras) es una emoción que se considera normal y adaptativa ya que nos protege de los peligros reales y nos conduce a accionar ante ellos. Ante el miedo podemos notar reacciones fisiológicas en nuestro cuerpo como taquicardia, sudoración, temblores, etc. El miedo, como emoción displacentera regulada, no supone o compromete nuestra vida cotidiana o rutinas.

En cambio, la fobia se presenta en forma de miedo intenso, duradero, desproporcionado y desadaptativo, ya que el miedo que siente la persona no la protege de ningún evento o fenómeno, dado que se manifiesta ante objetos, situaciones o personas que no son peligrosas per se, además produce cambios en las rutinas de las personas, modifica sus hábitos y estilos de vida, por otro lado, y de cara a lo que son los síntomas físicos derivados son más poderosos, molestos, evidentes y duraderos.

¿Cómo te puede ayudar un psicólogo a superar la fobia?

Con todo lo antes mencionado y descrito, es importante tener presente que las fobias pueden ser tratadas con éxito por medio de la terapia psicológica y conseguir una remisión total tras su finalización, este mismo debe ser proporcionado por un profesional de la psicología. La Fobia puede tratarse perfectamente en un formato online

Por otra parte, es importante saber que no existen tratamientos farmacológicos para la cura de la fobia, lo que sí podría hacerse es combinar el tratamiento psicológico con algún fármaco específico para la ansiedad. 

La Terapia Cognitiva Conductual (dentro de las diversas corrientes existentes en psicología), se entiende o conoce como la más eficaz para este tipo de problemas por poseer técnicas validadas empíricamente.

Los psicólogos ayudan a las personas que padecen de este trastorno de las siguientes maneras:

  1. Evalúan al paciente con el fin de conocer la problemática con profundidad y hacer un diagnóstico y posterior tratamiento.
  2. Ayudan a conocer la etiología u origen del problema, si hay historial de aprendizaje (vicario u observación), experiencial, dificultad en la gestión de las emociones en un momento concreto, genética, etc.
  3. Enseñan a los pacientes a regular las emociones.
  4. Aporta información extensa y pormenorizada sobre el problema, de esta forma el paciente reconoce cómo se produce.
  5. Trabajan en conjunto con el paciente los aspectos cognitivos del problema (pensamientos automáticos negativos, pensamientos anticipatorios, creencias disfuncionales, etc.
  6. Extingue la fobia por medio de la Exposición (técnica concreta que se utiliza en el tratamiento de la fobia). Estableciendo en conjunto al paciente el gradiente de exposición de forma cautelosa.
  7. Ayudará al paciente a recobrar su vida y completo funcionamiento.

En conclusión, podríamos decir que el malestar asociado a las fobias, en especial cuando éstas no se diagnostican y tratan, puede llevar a complicaciones psiquiátricas posteriores como otros trastornos de ansiedad, trastorno depresivo mayor y trastorno inducido por sustancias (sobre todo por el alcohol). Es importante acudir a un especialista si se padece sus síntomas. En Mejor sin Ansiedad podemos ayudarte ya que somos especialistas en el área.


¿Cómo puede ayudar un psicólogo a un paciente con depresión?

¿Cómo puede ayudar un psicólogo a un paciente con depresión?

La Depresión no es una elección sino más bien un estado o Trastorno. Las personas que las padecen muchas veces reportan o verbalizan claramente su malestar e incluso afirman estar “poniendo de su parte” o “estar haciendo su máximo esfuerzo” para sentirse mejor e incluso hacer las actividades básicas como: comer, ducharse o salir de la cama.

El día a día se convierte en una auténtica batalla y suplicio, una cuesta arriba casi imposible de superar.

A ojos de observadores de las personas que sufren la depresión, se percibe un escenario diferente, una conducta aletargada, sin energía, sin ilusión, apática. Familiares, amigos o conocidos del depresivo intentan de múltiples formas ayudar a la persona que padece este trastorno, pero sin conseguir cambios o grandes ganancias tras sus intentos.

Todo lo anterior descrito en muchas ocasiones trae consecuencias negativas bilaterales, en el caso de la persona depresiva, un sentimiento de culpa por no conseguir satisfacer las necesidades u objetivos de la persona que intenta ayudarla y un sentimiento de incomprensión, por la contraparte o persona que intenta ayudar, puede llegar a sentir agotamiento, desesperanza y confusión por no conseguir su objetivo.

Ayuda profesional para la Depresión

Es aquí, entonces, cuando la ayuda profesional toma vital importancia. Concretamente los psicólogos consiguen ayudar, no sólo al paciente o persona que sufre la ansiedad, sino también a sus familiares o seres queridos que se preocupan e intentan solventar la situación – sin tener idea de qué se debe hacer o incluso a comprometer su salud psicológica y emocional tras verse incapaces de resolver el problema.

Acciones para ayudar la persona deprimida

Entonces, enumeramos y describimos aquellas acciones que realiza un psicólogo para ayudar a una persona con depresión:

1. En primer lugar evaluará al paciente en profundidad consiguiendo con ella una profunda comprensión del problema, un adecuado análisis funcional explicativo de la situación del paciente.

2. Realizará una “hoja de ruta” o plan de tratamiento concreto en función al objetivo/s y necesidades o problemáticas que tenga el paciente, entendiendo a la Depresión como una variable dependiente (consecuente) y accionará sobre las variables independientes (las responsables de la depresión).

3. Ofrecerá al paciente una explicación sencilla (adaptada al lenguaje y comprensión del sujeto) del problema. Esto ayuda a la persona a conocer su problemática y cómo inciden los factores en él. La comprensión del problema es muy útil ya que reduce sustancialmente la ansiedad, sentimiento de descontrol, culpabilidad y explicaciones impropias que puede auto administrarse el paciente.

4. Proporcionará una escucha activa y comprensión de su problema sin ser juzgado, en un entorno seguro, recibiendo al mismo tiempo orientaciones basadas en la objetividad.

5. El profesional trabajará con el paciente

  • a nivel cognitivo (modificando pensamientos y formas erróneas de interpretar)
  • a nivel conductual (procurará activar al paciente aumentando el número de actividades agradables y mejorando su activación general)
  • a nivel emocional (enseñará al paciente cómo regular sus emociones)
  • a nivel relacional (ayudará al paciente a tomar decisiones, comunicarse de manera efectiva, resolver problemas).

6. Guiará al paciente en las actividades cotidianas ya que estas pueden representar un gran reto para quien padece depresión, en ocasiones y con ayuda del profesional se deben establecer submetas para que la persona no pierda la esperanza y se sienta inútil tras haber disminuido sustancialmente el número de actividades que normalmente haría sin estar deprimida.

7. Proporcionará orientación a los familiares y compañía de las personas que padecen depresión, además dotará a estas personas de información específica ante situaciones de crisis o peligrosas, cuando se sospeche o haya habido algún intento de suicidio.

8. Monitorizará con frecuencia y asiduidad los estados emocionales y sus fluctuaciones.

9. Servirá de contención y apoyo en momentos duros y de alta complejidad emocional para el paciente.

10. Establecerá un contrato de vida ante la tentativa o intento de suicidio, además de poner en marcha un protocolo antes pactado (ejem. Llamar a un familiar/amigo, llamar al 112, mantenerse acompañado, etc) con el paciente para atender adecuadamente este tipo de contingencias (si se diera el caso).

En líneas generales podemos decir que el psicólogo se convierte en una pieza fundamental ante la depresión, ayudando a quien la padece a nivel cognitivo, conductual y relacional.


¿Cuánto tiempo dura la depresión?

¿Cuánto tiempo dura la depresión?

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado bajo estado de ánimo e incluso fluctuaciones en él mismo durante un día o durante un tiempo limitado.

Esto puede estar vinculado a que tengamos problemas concretos, experiencias vitales dolorosas como las rupturas sentimentales o pérdidas de seres queridos, problemas de salud, económicos, despidos laborales, mudanzas, etc. También puede estar vinculado a la forma en la que entendemos el mundo y las situaciones, concretamente a nuestra forma o estilo cognitivo. Se entienden estas fluctuaciones del estado del ánimo como normales (aunque molestas) y poco duraderas.

¿Qué es la Depresión?

No obstante, cuando este se hace persistente en el tiempo podríamos estar hablando de Trastorno del Estado del Ánimo. Estaríamos hablando de depresión cuando las personas presentan abulia (estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, en niños se puede mostrar un estado del ánimo irritable) o anhedonia (incapacidad de sentir placer por aquello que antes nos era placentero), y al menos cuatro o más de los siguientes síntomas durante mínimo dos semanas:

  • pérdida o aumento de peso (fluctuación de al menos el 5% del peso habitual)
  • insomnio o hipersomnia casi cada día
  • agitación o enlentecimiento psicomotor (la ralentización o la obstaculización de tus actividades mentales o físicas)
  • fatiga o pérdida de energía
  • sentimientos de inutilidad, culpabilidad excesivos o inapropiados
  • problemas para concentrarse
  • pensamientos recurrentes de muerte.

¿Cuántas personas sufren de depresión?

Cabe destacar que la depresión es bastante frecuente, se estima que al menos un 12% de la población adulta ha presentado o presentará en el futuro un episodio depresivo de importancia clínica suficiente como para necesitar tratamiento. Incluso representa el 75% del total de las hospitalizaciones psiquiátricas, además, las tasas de suicidio han mostrado un incremento en los últimos años.

¿Fármacos o psicoterapia?

Si bien es cierto que se han dado algunos avances respecto al tratamiento con fármacos para la depresión, no menos cierto es que se ha encontrado evidencia de que este tipo de tratamiento no es eficaz en todos los casos, ya que entre el 30 y 40% de los pacientes no responden a la farmacología.

Sin embargo, para muchas personas, la psicoterapia funciona mejor en combinación con medicamentos. Ayuda a identificar las preocupaciones subyacentes que pueden sumarse a la depresión. En el trabajo con el terapeuta, también se puede ayudar al paciente a aprender comportamientos y estrategias específicas para superar la depresión. El tratamiento psicoterapéutico para la depresión también se puede hacer en formato online sin perder efectividad.

¿Cuánto puede durar la depresión?

La duración de un estado depresivo puede ser de semanas, meses e incluso años, lo más habitual es que dure de 4 a 6 meses. Existe la posibilidad de que la persona padezca de un trastorno depresivo persistente pero presentando menor intensidad en los síntomas, en estos casos estaremos hablando de la Distimia, un tipo de depresión continua y a largo plazo (cronificada). En estos casos es posible que la persona pierda interés en las actividades normales de la vida cotidiana, que se sienta desesperanzada, volviéndose incluso improductiva y mostrando baja autoestima y una sensación general de ineptitud o ineficacia general. Las personas que sufren de distimia suelen describirse así mismas como personas negativas o pesimistas, esto por supuesto afectaría el correcto funcionamiento de la persona en todas sus parcelas, relacional, académica, laboral.

También es importante decir que los estados depresivos pueden estar vinculados con trastornos o desajustes hormonales (por ejemplo bien por enfermedades como el hipotiroidismo o embarazos) u otras enfermedades fisiológicas o el consumo de alguna medicación no relacionada con las propias para el tratamiento de los trastornos del estado del ánimo.

Por tanto se recomienda hacer una exploración médica a parte de la psiquiátrica y la psicológica, de esta forma el paciente obtendría un diagnóstico diferencial y una adecuada intervención.


¿Cómo tratar la ansiedad en terapia?

¿Cómo tratar la ansiedad en terapia?

En la actualidad existe un incremento importante de casos de ansiedad. En el mundo se registran más de 264 millones de personas que la padecen.

Es alarmante cómo incluso este trastorno tiene inicio cada vez con más frecuencia a edades muy tempranas, encontrando no solo adolescentes sino a niños/as con sintomatología ansiosa:

  • Debido a las altas demandas del entorno social, académicas y generacionales
  • Por tener pocos o deficientes medidas de afrontamiento y gestión emocional, organización del tiempo, solución de problemas<
  • entre otras cosas.

Es importe resaltar un par de aspectos. El primero, que la ansiedad es una consecuencia y por ello es importante evaluar y conocer las causas que la producen. La segunda, que las personas cada vez se muestran más abiertas a pedir ayuda, no dejando transcurrir mucho tiempo, evitando la cronificación del problema, normalizando la visita al psicólogo. Además, hoy día contamos con las facilidades que nos ofrece la terapia online, siendo esta no sólo de eficacia comprobada sino también la mejor aliada para los casos en la que las agendas saturan el día a día y complican los traslados hacia las consultas presenciales.

Obtén un diagnóstico correcto de la Ansiedad

Los psicólogos atienden este frecuente problema en terapia en primer lugar entendiendo el caso del paciente desde un punto de vista individual, evaluando al paciente por medio de entrevistas estructuradas, semi estructuradas, en ocasiones haciendo uso de cuestionarios o test psicológicos que servirán al facultativo para comprobar sus hipótesis explicativas sobre el caso y establecer un diagnóstico concreto.

Una vez se tenga el diagnóstico, el psicólogo presentará al paciente un plan de tratamiento en el que se aborde la problemática desde varias perspectivas, a nivel emocional, cognitiva y conductual.

La Terapia Cognitivo Conductual

La Terapia Cognitivo Conductual (TCC) es la que se ha mostrado más eficaz para tratar la ansiedad, debido a que esta misma contiene una serie de técnicas que han sido validadas empíricamente.

Esta corriente psicológica trabaja no sólo en la modificación de la conducta del sujeto sino también en la modificación de esquemas mentales, interviene en las formas en las que se interpreta la realidad, entrena al paciente a pensar de una forma más adaptativa y probabilística, enseña a detectar los pensamientos y reestructurar aquellos que no solo nos hacen daño emocional sino que se caracterizan por ser erróneos.

Por otro lado y según sea el caso en particular, es posible que se combine un tratamiento farmacológico con la psicoterapia, es importante resaltar que la farmacología en ningún caso resolverá el problema del paciente, sino que lo ayudará a tener una mejor disposición o base para el desarrollo de las técnicas aprendidas en terapia y consiguiente puesta en marcha de las mismas.

¿Qué se trabaja en terapia psicológica para reducir la ansiedad y por medio de qué técnicas se consigue?

Formas de pensar

En terapia el paciente aprende a pensar de una forma realista y objetiva ya que los pensamientos están directamente relacionados con los estados emocionales (entre ellos la ansiedad) y las conductas.

El psicólogo trabajará este objetivo por medio de la técnica llamada “Reestructuración Cognitiva”. En la aplicación de esta técnica el profesional enseña al paciente a detectar los pensamientos erróneos, negativos e intrusivos que generan el fuerte malestar al sujeto. El paciente analiza y comprueba la veracidad de estos pensamientos y se establecen modificaciones a ellos. Se enseña al paciente a contemplar e incluir otros pensamientos alternativos, alejando al sujeto de un estilo de pensamiento dicotómico, polarizado. De esta forma no sólo se consigue aprender a pensar de una forma más adaptativa sino también se obtienen beneficios a nivel emocional y conductual consecuentes de estas modificaciones cognitivas.

Aprender a reducir la tensión y a respirar

El terapeuta puede enseñar al paciente y entrenar con él la respiración profunda, haciendo uso de la técnica “Respiración Diafragmática” consiste en aprender un tipo de respiración relajante en el que usa el diafragma. El diafragma es el músculo que se encuentra debajo de las costillas y arriba del estómago. Con este tipo de respiración, el diafragma ocasiona que el estómago, en vez del pecho, suba y baje. Por medio de la respiración diafragmática se consigue hacer una respiración profunda, un llenado total de los pulmones (en las zonas altas, medias y bajas), al conseguir una mayor cantidad de oxígeno en los pulmones obtendremos mayor oxígeno en sangre, la sangre oxigenada recorre todo nuestro cuerpo, produciendo una sensación de relajación.

Aprender a afrontar las emociones

En terapia aprendemos a afrontar las emociones y la vida en general. El psicólogo enseña al paciente por medio de la técnica “Regulación Emocional” a tener un amplio conocimiento de las emociones neutras, ambivalentes, placenteras y displacenteras. Se aprende a identificarlas, etiquetarlas (ponerles nombres) y a partir de ahí establecer acciones concretas para cada emoción que permitan regularlas, evitando que estás mismas se muestren de forma impropias o desbordadas.

Por otra parte, el terapeuta podría trabajar con el paciente medidas de afrontamiento activo hacia un objeto, situación o persona (que produzca ansiedad) por medio de la técnica “Exposición” en la que se elabora un programa pormenorizado, compuesto por situaciones graduales a las que el sujeto bajo supervisión se irá exponiendo, comprobando que la ansiedad desaparece o se extingue ante la situación o aquello que inicialmente nos producía fuerte malestar.

En términos generales podríamos decir que en terapia se atiende la ansiedad desde la parte mental emocional y física.


¿Cuál es la mejor terapia para la depresión y ansiedad?

¿Cuál es la mejor terapia para la depresión y ansiedad?

¿Te preocupas tanto que interfiere en tus actividades cotidianas? ¿O te sientes tan triste que nubla completamente tu perspectiva? ¿Experimentas a menudo estos o similares sentimientos juntos? No eres el único.

La incidencia de desarrollar una depresión además de un trastorno de ansiedad, o viceversa, es alta. Muchas personas con una depresión mayor sufren también ansiedad grave y persistente.

¿Cuál es la relación?

La depresión y la ansiedad pueden parecer bastante distintas, en su mayor parte. El principal síntoma de la depresión suele ser un estado de ánimo persistente, triste o desesperanzado, mientras que la ansiedad implica principalmente sentimientos abrumadores de preocupación, nerviosismo y miedo.

Pero estos trastornos comparten varios signos clave. La ansiedad, por ejemplo, suele implicar irritabilidad, y algunas personas con depresión pueden sentirse más irritables que tristes.

Dado que estos trastornos pueden manifestarse de forma diferente de una persona a otra, es posible que no siempre sepas exactamente qué significan tus síntomas.

También es posible tener depresión y ansiedad al mismo tiempo: Una encuesta mundial de 2015 descubrió que el 41,6% de las personas declararon tener tanto una depresión mayor como un trastorno de ansiedad durante el mismo periodo de 12 meses.

¿Una cosa importante que tienen en común la depresión y la ansiedad? Ambas pueden mejorar con el apoyo de un profesional de la salud mental.

A continuación, desglosaremos los principales síntomas y signos de cada enfermedad, además de ofrecer algunas estrategias para afrontarlas y consejos para encontrar apoyo.

Síntomas superpuestos

Aunque es importante recordar que no todas las personas que padecen depresión, ansiedad o ambas afecciones experimentan el mismo conjunto de síntomas, ambas afecciones suelen presentar varios de los mismos síntomas.

Los síntomas que puedes experimentar con cualquiera de las dos afecciones son:

  • cambios en los patrones de sueño
  • cambios en el nivel de energía
  • aumento de la irritabilidad
  • problemas de concentración, enfoque y memoria
  • dolores y molestias estomacales que no tienen una causa clara

La rumiación también puede darse en ambos casos. En términos básicos, la rumiación se refiere a un bucle persistente de pensamientos oscuros, tristes u otros negativos. Puede que no quieras estos pensamientos, pero parece que no puedes dejar de pensar en ellos.

Obtener un diagnóstico

Si no te sientes del todo bien, un buen paso es acudir a un profesional de la salud mental o a otro médico que trate la ansiedad y la depresión.

Tu médico habitual, si lo tienes, puede ofrecerte una derivación a un terapeuta. Dependiendo de tus síntomas, también pueden recomendar análisis de sangre, orina y otros análisis de laboratorio para ayudar a descartar problemas médicos subyacentes. Algunas enfermedades, como las de la tiroides, pueden provocar depresión y otros cambios de humor.

Ninguna prueba por sí sola puede diagnosticar la depresión o la ansiedad. En su lugar, el terapeuta suele empezar haciendo preguntas sobre tus síntomas, incluyendo el tiempo que los has tenido y cómo afectan a tu vida diaria, para obtener más información sobre lo que estás experimentando.

Ten en cuenta que una descripción abierta y honesta de tu estado de ánimo puede ayudarles a comprender mejor cómo te sientes, lo que puede conducirles al diagnóstico correcto.

Un buen terapeuta no te juzgará ni te dirá que no deberías sentirte de determinada manera. Te escuchará con atención y te ofrecerá apoyo para identificar y tratar tus síntomas.

Según los criterios del “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales”, el diagnóstico requiere:

  • Para la depresión: Experimentas siempre la abulia (estado deprimido que en niños puede manifestarse como irritabilidad) o la anedhonia y 5 o más síntomas de los 9 que componen la depresión, al menos durante 2 semanas.
  • Para la ansiedad: Experimentas una preocupación excesiva e incontrolable, junto con 3 síntomas adicionales de ansiedad la mayoría de los días, durante al menos 6 meses.

Si cumples los criterios de ambos trastornos, un profesional de la salud mental suele diagnosticar ambos.

¿Pueden tratarse juntos la ansiedad y la depresión?

Sí. Nadie tiene por qué sufrir un trastorno de ansiedad o una depresión, y desde luego no ambos. Las personas que padecen un trastorno de ansiedad deben hablar con un terapeuta u otro profesional sanitario sobre sus síntomas y comenzar el tratamiento lo antes posible.

El tratamiento de la depresión y la ansiedad concurrentes puede ser a veces más complicado que el tratamiento de un solo trastorno. Incluso cuando recibes tratamiento para una de las afecciones, algunos síntomas pueden persistir o parecer que se combinan con los otros.

Un profesional de la salud mental puede recomendar la combinación de enfoques de tratamiento, ya que lo que ayuda a aliviar los síntomas de la depresión no siempre alivia los síntomas de la ansiedad, y viceversa.

Las estrategias de tratamiento eficaces suelen consistir en una combinación de terapia de conversación (psicoterapia), ciertos cambios en el estilo de vida y a veces la necesidad de medicación.

Estos pueden incluir:

Terapia cognitivo-conductual (TCC)

La TCC se centra en enseñar a las personas a desafiar sus pensamientos negativos para utilizar habilidades de afrontamiento y técnicas de relajación para reducir el estrés. La TCC no sólo es un tratamiento establecido para la ansiedad y la depresión, sino que también es la psicoterapia mejor estudiada para tratar el dolor, según Harvard Health.

Psicoterapia interpersonal (IPT)

La IPT se centra en la conexión entre la aparición de los síntomas y los problemas interpersonales actuales, como el duelo no resuelto, las disputas en las relaciones y el aislamiento o retraimiento social.

Técnicas de relajación

La meditación de atención plena -una forma de entrenar la mente para frenar los pensamientos acelerados, dejar de lado la negatividad y calmar tanto la mente como el cuerpo sentándose en silencio y concentrándose en la respiración- puede aliviar los síntomas tanto de la ansiedad como de la depresión y mejorar la calidad de vida, según una amplia revisión de la investigación publicada en marzo de 2014 en JAMA Internal Medicine.

Conclusión

La ansiedad y la depresión pueden resultar abrumadoras, sobre todo cuando vives con ambas afecciones, o no estás seguro de con qué afección estás tratando.

Pero no tienes que, y probablemente no deberías, gestionar esos síntomas tú solo. Conseguir apoyo para la angustia que dura más de unos días o que empieza a afectar a tu vida diaria puede ayudarte mucho a encontrar alivio.

En lo que respecta al tratamiento de la depresión y la ansiedad, tienes muchas opciones. No existe un tratamiento único que cure todos los casos. Cada persona es diferente y hay que hacer un plan de tratamiento personalizado sólo para ti. Un terapeuta siempre puede ofrecer más orientación para identificar los síntomas y los posibles desencadenantes, y explorar los enfoques más útiles del tratamiento.


¿Cuál es la mejor Terapia Para la Ansiedad?

¿Cuál es la mejor Terapia Para la Ansiedad?

La ansiedad es una emoción que está vinculada con cualquier situación vital. Cuando esta misma se desborda y llega a ser desproporcionada no sólo se manifiesta de forma física en nuestro organismo sino también a nivel emocional, provocando grandes desequilibrios. Es aquí cuando esta emoción que en principio no es mala sino displacentera deja de ser funcional para convertirse en un problema e incluso en patología cuando adquiere la dimensión de trastorno.

Pedimos ayuda para la ansiedad

Cuando padecemos de ansiedad, llegamos a vernos desesperados y acudimos bien a servicios de la sanidad pública o privadas como: médicos, psiquiatras. Entonces llegamos a sorprendernos como pacientes cuando estos facultativos nos derivan a psicología. 

En principio no lo entendemos dado que las manifestaciones o malestares detectados como pacientes son de índole físico (dolores en el pecho, dificultad para respirar, entumecimiento de manos, pies o cuerpo en general, etc), no llegando a comprender ni mucho menos saber que la ansiedad tiene un estrecho vínculo con nuestros pensamientos y la interpretación que hagamos de los fenómenos, estímulos y situaciones vitales a las que nos enfrentamos. 

En principio deseamos ponerle fin a la problemática/malestar de forma inmediata por medio de la farmacología. Si bien es cierto que esta medida de afrontamiento o búsqueda de solución ante el problema lo aplaca, pero sólo de forma momentánea, comportándose como un ¨parche¨. 

Imaginemos por un momento la siguiente analogía: si tenemos un tumor en el cerebro es probable que nos produzcan (entre otros síntomas) dolores de cabeza y que intentemos eliminarlos por medio de analgésicos, disminuyendo o desapareciendo de forma temporal la sintomatología física, pero nunca el tumor.

Es importante que sepamos y tengamos en cuenta que la ansiedad nunca es una causa sino una consecuencia, por tanto debemos entender y atender todo aquello que la produce.

El papel de la terapia para la ansiedad

Llegados a este punto y cuando nos vemos en la imperante necesidad de buscar ayuda para resolver este frecuente problema, lo primero que nos preguntamos es: ¿cuál es la mejor forma de resolverlo? 

La respuesta es: mediante terapia psicológica. Aunque es importante decir que según los casos, será conveniente compaginar farmacología con terapia psicológica, debemos tener presente que algunos fármacos producen o pueden producir efectos secundarios y dependencia en el paciente.

Terapia Cognitivo Conductual para la Ansiedad

Por otra parte, considerando la evidencia empírica de los últimos años, la terapia psicológica y concretamente la Terapia Cognitivo Conductual ha demostrado ser la alternativa más eficaz y económica para el tratamiento de la ansiedad. 

Cómo funciona la Terapia Cognitivo Conductual

La Terapia Cognitivo Conductual se basa en el concepto de que tus pensamientos, sentimientos, sensaciones físicas y acciones están interconectados, y que los pensamientos y sentimientos negativos pueden atraparte en un círculo vicioso.

La Terapia Cognitivo Conductual pretende ayudarte a afrontar los problemas abrumadores de una forma más positiva, descomponiéndose en partes más pequeñas.

Se te muestra cómo cambiar estos patrones negativos para mejorar tu forma de sentir.

A diferencia de otros tratamientos hablados, la Terapia Cognitivo Conductual se ocupa de tus problemas actuales, en lugar de centrarse en los problemas del pasado.

Busca formas prácticas de mejorar tu estado de ánimo a diario.

Además de reducir los síntomas de ansiedad y mantener estos cambios terapéuticos a largo plazo, el tratamiento psicológico proporciona otros beneficios en comparación con el tratamiento farmacológico, tales como:

  • una mayor adherencia al tratamiento
  • una disminución significativa del riesgo de recaídas
  • una elevada tasa de recuperación (es decir, a diferencia de los fármacos, no deja ninguna “patología residual”)
  • evitando la cronificación del trastorno
  • disminuyendo, consiguientemente, el número de visitas al médico y los días de hospitalización. 

De hecho, las principales guías de práctica clínica basadas en la evidencia científica, tanto internacionales como nacionales (como la del National Institute for Health and Clinical Excellence –NICE-), recomiendan la terapia cognitivo conductual como el tratamiento de primera elección para 

  • el trastorno depresivo leve y moderado
  • el trastorno de angustia
  • el trastorno obsesivo-compulsivo
  • el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.

Qué ocurre durante las sesiones de Terapia Cognitivo Conductual

Si se recomienda terapia cognitiva, normalmente tendrás una sesión con un terapeuta una vez a la semana o una vez cada dos semanas.  El tratamiento suele durar entre 5 y 20 sesiones, con una duración de 60 minutos cada una. Durante las sesiones, trabajarás con tu terapeuta para desglosar tus problemas en sus distintas partes, como tus pensamientos, sentimientos físicos y acciones.

Tú y tu terapeuta analizaréis estas áreas para averiguar si son poco realistas o inútiles, y para determinar el efecto que tienen en cada una de ellas y en ti. Tu terapeuta podrá entonces ayudarte a determinar cómo cambiar los pensamientos y comportamientos inútiles.

Después de averiguar lo que puedes cambiar, tu terapeuta te pedirá que practiques esos cambios en tu vida diaria y hablaréis de cómo te ha ido en la siguiente sesión.

El objetivo final de la terapia es enseñarte a aplicar en tu vida diaria las habilidades que has aprendido durante el tratamiento. Esto debería ayudarte a controlar tus problemas y a evitar que tengan un impacto negativo en tu vida, incluso después de que termine el tratamiento.

La Terapia Cognitivo Conductual en MEJOR SIN ANSIEDAD

Por esta razón en ¨Mejor sin Ansiedad¨ atendemos esta y otras problemáticas haciendo uso de esta corriente psicológica, todo ello sin olvidar la comprensión del problema desde una perspectiva individual, haciendo un buen análisis funcional del caso, estableciendo unos objetivos individuales por parte del paciente y otros consensuados y propuestos por parte del terapeuta. 

Lo importante en cualquier caso no sólo es reducir el malestar sino comprender todo lo que supone la etiología del problema, conocer los detonantes y mantenedores del mismo.